Aprende de otros, incluso de los de otra especie

domingo, 27 de octubre de 2019

Desde pequeña me han gustado mucho los animales (bueno con los insectos y roedores no he tenido buena relación, el único roedor que acepto es Mickey), siempre quise tener un delfín de mascota (me encantan porque son tan inteligentes) hoy preferiría verlos libres en el mar, recuerdo que de niña tenía una mascota en específico una perrita que se llamaba gorda, creo que haber crecido con una mascota (por lo menos los primeros años de vida – desde que tengo memoria) fue lo mejor, me encantaba jugar con ella llegaba del kínder/colegio feliz para poder abrazarla y jugar con ella. Desde que regalaron a la perrita que tenia de pequeña siempre quise tener otro perrito, recuerdo que esa era una pelea constante con mi papá (el que me permitiera tener un perrito).

Hace unos 6 años atrás un compañero de trabajo me comento que estaban dando en adopción a un perrito y que si le podía dar un hogar o ayudarle a conseguir a alguien que le pudiera dar un hogar, en ese momento dije: “ es el destino que ha hecho que esta criaturita venga a mi vida, lo ayudaré”, al ver su foto fue amor a primera vista (aunque quizá sea: “amor a primera foto”) solo vi la foto y le dije a mi compañero “ yo me lo quedo “, creo que el resto del día no podía hacer nada más que pensar en el momento de ir a traerlo y claro a todo esto mi papá no tenía idea de la sorpresa que le tenía “jaja”; ese mismo día por la noche fui a traer a mi nuevo perrihijo (Buster) al que sin aun conocer ya lo quería, el primer encuentro fue mágico (diría yo) el me miro como agradecido porque le iba a dar un hogar más sin saber que la que estaría agradecida con el soy yo y es que en estos 6 años de ser totalmente responsable de él me ha enseñado tanto que considero que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en la vida, y a pesar que muchas veces se me complica dejarlo solo en casa (esa es una historia que dejare para otro post) creo que nunca me alejaría de el (hasta que se vaya al cielo de los perritos).



Lo que he aprendido de Buster en estos años:

1. Que a pesar de las dificultades que puedas tener en el día o lo difícil que sea una situación que estés pasando en tu vida siempre vas a tener alguien que está dispuesto a apoyarte incondicionalmente ya sea para escucharte para darte una mano (o una pata), etc.

2. A no juzgar, lo increíble de los animalitos es que no te juzgan simplemente te aman tal y como eres sin importar si eres flaca o gorda, si tienes o no dinero, no les importa tu raza, tu estatura o como estas vestida, simplemente te quieren por lo que tú eres.

3. Amor incondicional, considero que los perros son unos seres increíbles y que deberíamos parecernos más a ellos ya que ellos no ven tus defectos y te aseguro que, aunque los abandones ellos siempre te recuerdan y si regresas te amarían de igual forma, ellos no saben de rencores, traiciones u odios, ellos solo te aman por el simple hecho de ser su mamá (o en algunos casos su papá)



4. A ser valiente, hace un año operamos a Buster por un problema de hernia discal que lo dejo inmóvil de la mitad de su cuerpo impidiéndole caminar, el sufrió mucho (al igual que nosotros) pero gracias a los veterinarios y sobre todo a la dedicación de mi esposo con sus terapias el volvió a caminar, buster nos demostró que el querer es poder que la constancia y la dedicación (aun y cuando nosotros le ayudamos mucho, él también puso de su parte), el aún tenía mucho que vivir y pesé a que varias personas nos “aconsejaron” en dormirlo o dejarlo así como estaba para nosotros esa no era una opción nosotros teníamos que luchar junto a él y lo logramos, hoy está sano (si con algunas restricciones), corre y juega con sus amigas Bella, Laica y Luna.

¿Y tú tienes mascotas?


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